domingo, 1 de marzo de 2009

De tiburones y peces

Un cuento para niños que no quieren ser ni tiburones ni pececitos

-Si los tiburones fueran hombres -preguntó al señor K. la hija pequeña de su patrona-, se portarian mejor con los pececitos?
-Claro que sí -respondió el señor K.-. Si los tiburones fueran hombres, harían construir en el mar cajas enormes para los pececitos, con toda clase de alimentos en su interior, tanto plantas como materias animales. Se preocuparían de que las cajas tuvieran siempre agua fresca y adoptarían todo tipo de medidas sanitarias. Si, por ejemplo, un pececito se lastimase una aleta, en seguida se la vendarían de modo que el pececito no se les muriera prematuramente a los tiburones.
Para que los pececitos no se pusieran tristes habría, de cuando en cuando, grandes fiestas acuáticas, pues los pececitos alegres tienen mejor sabor que los tristes.
También habría escuelas en el interior de las cajas. En esas escuelas se enseñaría a los pececitos a entrar en las fauces de los tiburones. Éstos necesitarían tener nociones de geografía para mejor localizar a los grandes tiburones, que andan por ahí holgazaneando. Lo principal sería, naturalmente, la formación moral de los pececitos. Se les enseñaría que no hay nada más grande ni más hermoso para un pececito que sacrificarse con alegría; también se les enseñaría a tener fe en los tiburones, y a creerles cuando les dijesen que ellos ya se ocupan de forjarles un hermoso porvenir. Se les daría a entender que ese porvenir que se les auguraba sólo estaría asegurado si aprendían a obedecer. Los pececillos deberían guardarse bien de las bajas pasiones, así como de cualquier inclinación materialista, egoista o marxista. Si algún pececillo mostrase semejantes tendencias, sus compañeros deberían comunicarlo inmediatamente a los tiburones.
Si los tiburones fueran hombres, se harían naturalmente la guerra entre sí para conquistar cajas y pececillos ajenos. Además, cada tiburón obligaría a sus propios pececillos a combatir en esas guerras. Cada tiburón enseñaría a sus pececillos que entre ellos y los pececillos de otros tiburones existe una enorme diferencia. Si bien todos los pececillos son mudos, proclamarían, lo cierto es que callan en idiomas muy distintos y por eso jamás logran entenderse. A cada pececillo que matase en una guerra a un par de pececillos enemigos, de esos que callan en otro idioma, se les concedería una medalla al coraje y se le otorgaría además el título de héroe.
Si los tiburones fueran hombres, tendrían también su arte. Habría hermosos cuadros en los que se representarían los dientes de los tiburones en colores maravillosos, y sus fauces como puros jardines de recreo en los que da gusto retozar. Los teatros del fondo del mar mostrarían a heroicos pececillos entrando entusiasmados en las fauces de los tiburones, y la música sería tan bella que, a sus sones, arrullados por los pensamientos más deliciosos, como en un ensueño, los pececillos se precipitarían en tropel, precedidos por la banda, dentro de esas fauces.
Habría asimismo una religión, si los tiburones fueran hombres. Esa religión enseñaría que la verdadera vida comienza para los pececillos en el estómago de los tiburones.
Además, si los tiburones fueran hombres, los pececillos dejarian de ser todos iguales como lo son ahora. Algunos ocuparían ciertos cargos, lo que los colocaria por encima de los demás. A aquellos pececillos que fueran un poco más grandes se les permitiría incluso tragarse a los más pequeños. Los tiburones verían esta práctica con agrado, pues les proporcionaría mayores bocados. Los pececillos más gordos, que serían los que ocupasen ciertos puestos, se encargarían de mantener el orden entre los demás pececillos, y se harían maestros u oficiales, ingenieros especializados en la construcción de cajas, etc. En una palabra: habría por fin en el mar una cultura si los tiburones fueran hombres.

Escrito por Bertolt Brecht en "Historias de Almanaque "

martes, 27 de enero de 2009

Culturas juveniles y violencia social

PROCESOS DE CAMBIO DENTRO DE LA DIVERSIDAD CULTURAL JUVENIL
LA CUESTIÓN DE LA VIOLENCIA SOCIAL

Prof. Virginia M. Tripepe

Una de las formas desde la cual podemos conocer un poco más a los jóvenes, acercarnos a sus sentimientos, intereses, pesadumbres o expectativas, y en especial los procesos culturales de los que forman parte, es volcarnos al análisis de las letras de las canciones en las cuales suelen sentirse identificados, aunque sea en parte. En esta tarea es importante tener en cuenta algunas categorías de análisis que plantean diferentes autores sobre la cultura del siglo XX. Distintas serán las versiones según se trate de un analista proveniente de los países centrales por ejemplo, Europa, a la perspectiva de un pensador argentino, con una visión localista de este tema.
Tomaremos como eje de análisis el texto de “Sr. Kiosquero” del grupo de rock´n roll “Intoxicados”. El tema dice algo así:

Hola señor kiosquero,
Vengo en busca de su dinero,
Ponga las manos arriba,
Y présteme mucha atención:Mi familia no tiene trabajo
Y yo trabajar no quiero
Por eso ponga el dinero
En la bolsa por favor,
señor kiosquero, señor kiosquero, señor kiosquero.
Yo no quise hacerle daño,
Solo que antes de irme primero,
Quiero llevarme dinero, así,
Que todo este a salvo.
Y si un día puedo, espero,
Si en la vida tengo mucha suerte
Si consigo ese dinero,
voy a venírselo a traer, señor kiosquero, señor kiosquero,...
No me gusta lo que le estoy haciendo,
Pero señor kiosquero, yo trabajar no quiero,
señor kiosquero, señor kiosquero,...


Posiblemente esta lectura produzca un rechazo instantáneo, de ahí mi profundo interés. Hoy más que nunca como adultos y en especial como docentes, tenemos que tratar de interpretar al adolescente que vive en el mismo contexto social, histórico y político que nosotros.El autor de la letra es Christian Álvarez (conocido como Pity).
He aquí alguna de sus declaraciones:... «las letras apuntan a lo social, a lo que pasa en la calle, lo que me pasa a mí o mis compañeros. También cosas que se ven en el lugar en donde vivís. Hablamos de cosas que sabemos, y eso está bueno porque es muy creíble »En realidad, el autor a través de sus canciones no intenta un posicionamiento ético sobre cuestiones de violencia, maltrato, etc. pero sí quiere en primer término dar testimonio de lo que sucede entre los jóvenes de hoy, apelar a los hechos.
Para entender un poco más el mensaje que se presenta en esta canción, hemos tomado la perspectiva de Eric Hobsbawn en “Historia del siglo XX”, capítulo XXI, “La revolución Cultural”, se trata de un historiador europeo muy reconocido por sus trabajos como investigador. Por el otro, el enfoque de Pablo Seman y Pablo Vila, investigadores argentinos, tomado de “Rock Chabón e identidad juvenil” en Filmus Daniel (comp.) “Los noventa”.

Análisis centrado en la perspectiva de E. Hobsbawn

Según este autor, en la segunda mitad del siglo XX se dieron cambios fundamentales en la estructura de la familia y relaciones entre sexos que marca esta “revolución cultural” a la que hace referencia en el título de este capítulo. En primer lugar, los jóvenes se convirtieron en un grupo social independiente, pudiéndose constatar esto en las movilizaciones masivas que en los años `60 y `70 tuvieron que ver con la industria discográfica, específicamente en la “música rock”, que vendían a jóvenes consumidores de entre catorce y veinticinco años. Por otro lado, desde el punto de vista de la participación política, los jóvenes radicales dirigían a su mismo grupo y ya no seguían a líderes de la tercera edad.A pesar del corte que hace Hobsbawn desde los países centrales, dominantes, se puede decir que en nuestro país se iban sucediendo los mismos cambios que se producían en los países industrializados, desarrollados de occidente. Este parece ser el antecedente más preciso que la banda que nos ocupa, “Intoxicados”, tiene desde el punto de vista histórico en el rock nacional e internacional .Uno de los puntos inquietantes que muestra Hobsbawn es que esta nueva autonomía de los jóvenes se ve reflejada en “el héroe cuya vida y juventud acaban al mismo tiempo”, es decir, la muerte simbólica del héroe como ideal típico que se evidenció en la vida de Janis Joplin, Brian Jones, Jimmy Hendrix, o los Rolling Stones quienes son tan populares como al mismo tiempo víctimas de “un estilo de vida ideado para morir pronto”. La transitoriedad era la característica básica de la juventud, y es a partir de este momento que este sector social se convirtió en un actor importante para el consumo dentro del mercado.
En referencia al tema que nos interesa todas las canciones que esta banda compone, tienen como punto referencial desde el punto de vista musical y de posicionamiento ideológico a los Rolling Stones, grupo de origen inglés que comienza en la década del `60 y que aún hoy sigue presentándose con gran repercusión. Brian Jones fue una de las víctimas de las drogas en uno de los momentos de mayor difusión por aquella época. Esta transitoriedad de la que habla H. se manifiesta en la letra de esta canción, ya que las consecuencias del robo no pueden ser previstas, no mide las consecuencias, posiblemente puedan terminar con la vida del protagonista que se arriesga para conseguir el dinero.Según este autor hay una triple vertiente en las nuevas culturas juveniles: primero, la juventud pasó a verse como la fase culminante del pleno desarrollo humano y la vida iba cuesta abajo a partir de los treinta años.
En segundo lugar, y derivado de lo anterior, la cultura juveniles convirtió en dominante en las “economías desarrolladas de mercado”, porque representaba una masa concentrada de poder adquisitivo; y por último, la nueva cultura juvenil en las sociedades urbanas se internacionalizó. Los “tejanos” (vaqueros o blue jean) y el rock se convirtieron en marcas de la juventud “moderna”, mostrándose según H. la apabullante hegemonía cultural de los EUA en la cultura y estilos de vida populares.
Según este autor, había nacido así una cultura juvenil global que fue la matriz de una revolución cultural en sentido más amplio, cuyas características más importantes fueron: el ser populista e iconoclasta. Populista en el sentido que se toma como patrón la moda, la música, la ropa e incluso el lenguaje de la clase baja urbana por parte de las clases media y alta (para los años `50). Este giro populista también puede encontrarse con algunos paralelismos en el tercer mundo, el ejemplo que H. da es el de los intelectuales brasileros con la samba, de esta manera se intentaba rechazar los valores de los padres que ya no se consideraban válidos. En cuanto al carácter iconoclasta, mostraban consignas que rechazaban el orden establecido pero que no ofrecían otro orden de reemplazo.
El mayo francés con la consigna “prohibido prohibir”, muestra la primacía del subjetivismo individual, el objetivo era hacer público lo privado. Lo significativo de estas consignas es que el rechazo del orden social previo se hiciera en nombre de una ilimitada autonomía del deseo individual, partiendo de la premisa de un individualismo egocéntrico llevado hasta el límite. Siguiendo este análisis, esta misma premisa era en la que se basaba la sociedad de consumo, aquella en la que se focalizaba toda la crítica por parte de los jóvenes, constituyendo una paradoja en sí misma.Finalizando H., asegura que la revolución cultural es un triunfo del individuo sobre la sociedad, o la ruptura de los hilos que habían incluido a los individuos en el tejido social. El resultado de este proceso, es la total ausencia de reglas en el comportamiento social y una fragmentación generalizada en las relaciones humanas . Esta es una situación que se expresa en la letra de “Sr. Kiosquero”, donde se percibe al kiosquero como alguien que merece respeto (la denominación “Sr.”), pero que en última instancia deberá sufrir la violencia y agresión de este joven para conseguir el dinero que necesita. Podría ser que alguna vez le pueda devolver su dinero, si puede, deja una posibilidad, esto hace pensar que todavía hay un esfuerzo por mantener los lazos dentro de la comunidad, que no todo está perdido a pesar del fatalismo de H. en este tema.Dice H. que las consecuencias de esta desintegración se pudo observar en la expresión “los sub-clase” que se introdujo en los `80 y que representaba a los que tras el fin del pleno empleo “no podían o no querían ganarse el propio sustento ni el de sus familias en la economía de mercado ”(H. Pág. 341) que se evidenció tanto en países que habían sido plenamente desarrollados como los sectores pobres de la población nativa de color en los EUA, que eran considerados forajidos o una antisociedad.
Paralelamente, lo mismo sucedió en otros países, que vivían en barrios construidos por el estado donde no había comunidad, poca asistencia familiar y donde los adolescentes incontrolados vagaban cada vez más armados, estableciendo una analogía con el estado de naturaleza de Hobbes. Los ejemplos más cercanos que el autor hace a nuestra situación (nuestro país Argentina y su ubicación como país pobre latinoamericano), es el de Brasil, donde los “subclase” no son una minoría, sino una mayoría absoluta, que vivía una existencia de “desigualdad tanto social como económica”.Aquí es donde puede plantearse un parecido con las clases más desposeídas de los países centrales con los pobres en nuestro país, donde se vive una situación de exclusión social, de desánimo frente al trabajo, de fragmentación social y violencia generalizada pero focalizada especialmente en los jóvenes desocupados.
Creo que este es el punto tocado por la letra de “Sr. Kiosquero”, resultado del capitalismo neoliberal exacerbado de los años ´90, años en los que justamente arrancan los inicios de esta banda, en la década siguiente estos jóvenes se encuentran en su mayoría en las zonas urbanas deambulando para poder conseguir un sustento, para ellos o sus familias. El robo al kiosquero con armas, “ponga las manos arriba”, aunque no las nombra, supone la posesión de las mismas, es una violencia sin escape ante una sociedad que no da respuestas, y ante jóvenes víctimas de una soledad e individualismo, que no tiene antecedentes según este autor.
Por último, un comentario de H. sobre Adam Smith como principal mentor del capitalismo liberal quien consideraba que el “hábito del trabajo” era uno de los móviles esenciales de la conducta humana. Ante la fragmentación social, también sucumbe el “hábito del trabajo” con la aparición de las “opas” piratas (distintas formas de especulación económica).Con respecto a este último punto, “Sr. Kiosquero” manifiesta explícitamente que este joven no quiere trabajar, otra de las características de las sociedades capitalistas industriales, que sucumbe ante las distintas formas de corrupción económica que nuestro país padeció durante los últimos treinta años en forma constante y profundizándose hacia el final del milenio. Se pierde el “hábito del trabajo”, y los “subclase” en nuestro país viven de planes sociales (en los mejores casos, Planes Jefas y Jefes de Hogar, Piqueteros, etc.) o buscan otros medios de vida, en este caso y cada vez de forma más extendida, la delincuencia, ante la falta de proyectos de vida y pérdida de integración colectiva. Esto según H. demuestra el triunfo del individualismo extremo, del subjetivismo individual sobre el bien común, los lazos comunitarios y la cooperación mutua.

Análisis desde la perspectiva de Pablo Seman y Pablo Vila en “Rock Chabón e identidad juvenil”, en Filmus, Daniel (comp.) “Los noventa”

Los autores en este texto comienzan por caracterizar lo que llaman “rock chabón” o “rock callejero”, como un rock de sectores populares con valores y estética chocantes para la clase media, “ dado que sería un rock de esquinas, revólveres, cuchillos y alcohol, de desocupados y chorritos ” (Pág.. 225), a lo que se suma la diferencia de edad y que desde la clase media resulta poco comprensible. Los autores definen este rock como argentinista, suburbano y neo-contestatario, dentro de este rock, entre otras bandas se ubica “Viejas Locas”, antecesor de “Intoxicados”, banda autora de la letra que estamos analizando. En este sentido los autores ubican la estética dentro de una lectura “post-populista” en el sentido de la articulación que hacen los jóvenes de los sectores populares se relacionan con la democracia y con los vestigios del estado generado por la experiencia peronista y que imaginaron una integración más o menos igualitaria en Argentina pero que terminó a principios de los `90. El rock chabón se constituye en la música de los desahuciados, los desesperados, de los hijos de los que fueron peronistas y de los que con posterioridad al auge peronista, se hicieron trabajadores con expectativas de ascenso social, justicia distributiva y consumo, expectativas que el “populismo” había ayudado a fundar.De acuerdo a esto, los jóvenes han recuperado las narrativas populistas frente a una sociedad que ha cambiado respecto a lo que habían soñado sus padres. Para ellos ya no hay posibilidad de ascenso social, de empleo, de educación y son acontecimientos de un pasado “glorioso”. Esta es la realidad vivida y sufrida por el rock chabón que interpreta “Intoxicados”, cuyo trabajo en “Sr. Kiosquero” muestra en todos sus aspectos.Sema y Vila, marcan ciertas notas características del rock chabón: el argentinismo en primer lugar. Recuperar el país como valor, en esta canción se puede observar en la relación cercana que tiene el protagonista con el kiosquero, seguramente de su barrio, aunque no lo fuera, se trata de aquel comerciante del barrio que tenía su pequeño local y con el cual trataba de sobrevivir años atrás, en un intento por independizarse económicamente, y hoy tratando de sobrevivir a las grandes cadenas de supermercados, a los robos, a los vaivenes económicos. Se trata casi de uno como todos, casi pobre, casi desposeído, hay un tono casi de comprensión y pena en la voz del ladrón.Este último punto sirve de anclaje para la próxima característica, que son las referencias al barrio (rock suburbial), más que nada se trata del tema de la canción Sr. Kiosquero, el kiosquero del barrio.
Otro de los aspectos indicados se refieren a “las descripciones deliberadamente descarnadas que describen/idealizan un mundo de armas, robos, policía y violencia” (pag. 250). En el caso que nos ocupa, se trata justamente de un robo, que en parte justifica el hecho por una situación previa de injusticia social, la falta de empleo y de dinero para sobrevivir. En última instancia se busca mediante el robo explicar y responder haciendo una crítica social.Finalmente, los autores llaman la atención sobre “ el silencio sistemático de la mayoría de las canciones del rock chabón en relación al mundo del trabajo (y que) se vuelve todo un dato en sí mismo” (pag. 255 ). Explican que por un lado el rock chabón se identifica con lugares comunes populistas, pero por otro no habla del mundo del trabajo por ser hijos de adultos que vivieron experiencias populistas y que hoy viven la transformación del mundo del trabajo con características de informalidad, inestabilidad, desvalorización o ausencia, y al mismo tiempo un mundo de consumo de confort más prometido que accesible.
Concluyen los autores, que el rock chabón termina siendo una tensión entre dos polos, la búsqueda del consumo y no tener con qué. En este tema se hace alusión directa al trabajo, el joven no tiene trabajo, pero tampoco quiere trabajar, más que nada porque el trabajo significa explotación, en especial para los nuevos. No hay esperanzas de ascenso social y de consumo, por lo tanto el trabajo no es un objetivo deseado ni posible.
En el final del texto, en las conclusiones, para los autores el rock chabón constituye de alguna manera una identidad “joven de sector popular que no tiene lugar en el proceso neo-liberal post-populista”, de tipo esencial y que por esto mismo es una ficción. En este sentido, el rock a través del mecanismo de repetición tiene la capacidad de producir lo que nombra, por lo tanto, no “refleja” a un actor social previamente constituido, sino que, ayuda a su constitución.
En Sr. Kiosquero se daría de esta manera una especie de dinámica interactiva entre el autor de la letra y la constitución de estos jóvenes. Esto se manifiesta abiertamente en la repercusión que tiene este grupo entre los jóvenes y especialmente en los conciertos que realizan. Quizá “Intoxicados” ve como un ideal el regresar el dinero al Kiosquero, un objetivo algo utópico pero posible en el imaginario, o esperando que la situación económica dentro de su contexto social pueda cambiar. Es posible que dentro del círculo de jóvenes de sectores populares todavía esta utopía de un mundo mejor no cabe ni se perfila.

¿Qué relaciones podemos encontrar entre “La revolución cultural” de Eric Hobsbawn y “Rock Chabón” de Pablo Sema y Pablo Vila? Algunas conclusiones.

La mirada de Hobsbawn parte de los países centrales, con una experiencia que intenta trasladarse automáticamente al resto del mundo, sin reparar en diversidades culturales, clave del tejido social. Caracteriza a una juventud globalizada y dentro de ella ciertas diferenciaciones regionales (cuando especifica algunas diferencias entre Asia o Brasil, por ejemplo), colocando el eje del análisis en aspectos económicos, esto es, el mercado y el consumo, como causa de los cambios culturales del siglo XX, y su consecuente crisis a principios del presente siglo. En este autor, las políticas capitalistas neoliberales son constitutivas de la crisis social emergente en todo el mundo.En contraposición, aunque no de manera absoluta, los autores de rock chabón proponen a este estilo musical como constitutivo de un sector de jóvenes que no encuentran un lugar en una sociedad y que muestra las consecuencias de las políticas neoliberales de los `90 en Argentina, rescatando, haciendo un ejercicio de memoria, una generación que vivió la experiencia populista del período peronista. El análisis de estos autores parte de un hecho cultural, el rock chabón.
Por otro lado, cuando H. habla de discurso populista , está pensando en otro contexto político, social, económico, geográfico donde los jóvenes de clases medias y altas toman la moda y la música de las clases bajas y como cultura burgués de ascenso social rompiendo un orden establecido.
En el caso de S. y V. , están pensando en un discurso post-populista , que rescata la vieja experiencia insatisfecha de las clases relegadas en Argentina sobre un ascenso social y de una prometida igualdad social, y que estos jóvenes recuperan de las frustraciones parentales, proponiendo una postura crítica desde la fragmentación y la desilusión que experimentan, utilizando un canal muy específico dentro de lo musical. Lo musical, y en especial el rock chabón, se muestra como elemento constitutivo de los jóvenes postergados.
Es indudable que existe una gran diversidad cultural en la franja etaria juvenil, que hoy pueden observarse a través de diferentes expresiones como la música, el arte, la vestimenta, el lenguaje, éstas son formas de comunicación que merecen ser conocidas e interpretadas por todos. Son formas creativas de relacionarse con el mundo y de transformarlo, de posicionarse críticamente, para crear un escudo de defensa y así poder evitar un poco las diferentes formas de violencia de las que son víctimas.